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Tito 2:4  La Biblia de las Américas (LBLA)

La enseñanza de buena doctrina

Pero en cuanto a ti, enseña[a] lo que está de acuerdo con la sana doctrina: Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia. Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta: no calumniadoras ni esclavas de mucho vino, que enseñen lo bueno, que enseñen[b] a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Asimismo, exhorta a los jóvenes a que sean prudentes; muéstrate en todo[c] como ejemplo de buenas obras, con pureza[d] de doctrina, con dignidad, con palabra sana e irreprochable, a fin de que el adversario se avergüence al no tener nada malo que decir de nosotros. Exhorta a los siervos[e] a que se sujeten a sus amos en todo, que sean complacientes, no contradiciendo, 10 no defraudando, sino mostrando toda buena fe, para que adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador en todo respecto. 11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres[f], 12 enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo[g] sobria, justa y piadosamente, 13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador[h] Cristo Jesús, 14 quien se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad y purificar para si un pueblo para posesión suya, celoso de buenas obras.

15 Esto habla, exhorta y reprende con toda autoridad[i]. Que nadie te menosprecie.

 

 

  UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
 

REFLEXION

¡ÁMALO COMO A TI MISMO!

 

 

 

“Pues toda la ley puede resumirse en un solo mandato: «Ama a tu prójimo como a ti mismo», pero si están siempre mordiéndose y devorándose unos a otros, ¡tengan cuidado! Corren peligro de destruirse unos a otros.” Gálatas 5:14-15 (NTV)

¿Será posible amar a nuestro prójimo cuando lo único que nos provocan es enojo o cólera? No siempre es fácil pasar por alto la falta de otros, pero como Dios ya sabía esto, nos dejó un gran mandamiento que tiene que ver con nuestro prójimo, y es que debemos amarlos como a nosotros mismos, en otras palabras, si no nos amamos a nosotros mismos seremos incapaces de hacerlo con los demás, lo cual viene como consecuencia de amar a Dios.

¿Cómo es tu actitud con tu prójimo? ¿Alguna vez has hablado mal de alguien? ¿Prefieres resaltar las debilidades de otros antes que sus fortalezas? Ten presente lo que dice Jesús en el pasaje que leímos, porque cuanto ames a Dios se verá en cuanto ames a tu prójimo. De lo contrario, terminaremos destruyéndonos entre nosotros.


Ruth Mamani
CVCLAVOZ

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


¿Perdón o venganza?

 

 

José recorrió un largo camino, desde ser aquel adolescente orgulloso hasta llegar a ser un líder humilde que experimentó la mano de Dios sobre su vida y sus circunstancias. Fue un aprendizaje doloroso y difícil pero con grandes recompensas. (Génesis 45)

Si recordamos la historia, debemos mencionar que sus hermanos le tenían envidia por ser el favorito de su padre, al extremo de venderlo a unos comerciantes y dar como explicación (a su padre) que había sido devorado por los leones. Más adelante, pasó a ser propiedad del Jefe de guardia del palacio, fue acusado falsamente por la esposa de Potifar, lo encerraron en la cárcel por un buen tiempo, pero después lo mandaron a llamar para revelar el sueño de faraón y por los buenos resultados que dieron sus consejos, fue nombrado como su mano derecha.

Tal vez, ése era el mejor momento de José, después de haber atravesado por tantos obstáculos llegó el tiempo de disfrutar la abundancia, el poder y la confianza de los que estaban a su alrededor; aparentemente todo estaba bien. Pero cuando la sequía llegó a la tierra de Jacob, sus otros hijos tuvieron que ir a Egipto por alimento para no morir de hambre. Ellos no sabían lo que había pasado con José después de haberlo vendido, mucho menos que sería él quien los atendería en nombre del Faraón. José, en medio de su felicidad, aún recordaba con dolor la actitud de sus hermanos para con él, y cuando los tuvo en frente reaccionó contra ellos, hizo esconder unas copas de oro en las bolsas donde había alimentos que Egipto les había dado para la subsistencia de su familia.

Al suceder esto sus hermanos, además de negarse, pidieron perdón, pero José insistía con su plan de venganza. Les dijo que de ninguna manera serían perdonados. Solamente lo haría si mandaban a buscar al más pequeño de sus hermanos (Benjamín). José había vuelto a su pasado, sus heridas habían sido abiertas y cuando llegó el momento de enfrentar la realidad, sólo pensó en hacerlos pagar por lo que le hicieron.

Tal vez fuiste lastimado profundamente y haz estado esquivando miradas con esa persona que hirió tu corazón ¿Hasta cuándo piensas seguir huyendo? O tal vez, te has visto tentado a cobrar venganza ¿Estás seguro que esa es la mejor salida para sentir alivio? No te engañes, si en verdad quieres ser libre de las garras de la amargura ¡Aprende a perdonar! E independientemente de la gravedad del conflicto, toma la iniciativa. No esperes que las personas que te fallaron vengan a ti para pedirte perdón, tal vez no lo hagan nunca, por ello, sé tú quien dé el primer paso a la reconciliación y así podrás permitirle a Dios formar su carácter en tu vida en cada situación que se te presente.

José entendía que todo lo que había pasado tenía un propósito, y el mismo que se estaba cumpliendo ese momento en su vida. Después de hacer pasar por momentos de desesperación a sus hermanos, decidió perdonarlos y junto a su padre vivieron en la tierra que fue próspera mientras él gobernó. Finalmente, el que había sido maltratado, inició la reconciliación.

No permitas que el rencor y la amargura se enraícen en tu vida, toma el ejemplo de José e inicia la reconciliación con aquellos que te lastimaron.

“Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.” Efesios 4:32 (NVI).

Ruth Mamani
CVCLAVOZ