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Juan 4:24 La Biblia de las Américas

La mujer samaritana

 

 

16 Él le dijo*: Ve, llama a tu marido y ven acá. 17 Respondió la mujer y le dijo: No tengo marido. Jesús le dijo*: Bien has dicho: «No tengo marido», 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad. 19 La mujer le dijo*: Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús le dijo*: Mujer, créeme; la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene[d] de los judíos. 23 Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. 24 Dios es espíritu[e], y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad. 25 La mujer le dijo*: Sé que el Mesías viene (el que es llamado Cristo); cuando Él venga nos declarará todo. 26 Jesús le dijo*: Yo soy, el que habla contigo.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

 

REFLEXION

¿Tienen un precio las riquezas de Dios?

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

Sabemos que lo que obtenemos de Dios es por Su gracia y no tenemos que pagar por ello. Por eso, Jesús se hizo responsable por nuestras faltas y por Él tenemos abiertas las puertas de Su reino.

Así como mi Padre me concedió un reino, yo ahora les concedo el derecho de comer y beber a mi mesa en mi reino, y se sentarán sobre tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel.

Lucas 22:29-30 (NTV)

Hay un precio para las riquezas de Dios

Las riquezas de Dios son más abundantes de lo que podemos siquiera imaginar. Pero no son riquezas materiales sino espirituales. Jesús nos ha invitado a Su mesa, para festejar la alegría, esperanza, la paz y el amor. Pero esta invitación sí viene con un costo.

El precio es tener bajo control nuestra carnalidad. También debemos dejar de lado el orgullo y el querer tener el control sobre todo lo que hacemos o queremos que suceda. Controlar nuestros deseos y alimentar nuestro espíritu.

Es un precio insignificante comparado con lo que recibiremos

Al poner nuestra confianza en Jesús es posible que perdamos popularidad. El mundo nos rechazará. Ese es otro precio que debemos pagar por las riquezas del reino de Dios. Sin embargo, sabiendo los beneficios que nos da, los costos son nada.

En el hogar de mi Padre, hay lugar más que suficiente. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar?

Juan 14:2 (NTV)

Tener la certeza de que estamos invitados a Su mesa, llena de las riquezas de Dios. Saber que está preparando un lugar especial para cada uno de nosotros, nos debe llenar tanto, que no importará ese precio que tal vez debamos pagar.

Cuando afrontemos tentaciones, pruebas o sintamos que buscamos la aprobación de otras personas, recordemos que nuestra prioridad es Dios. Que Él está con nosotros en nuestros sufrimientos y nos ha invitado a Su mesa y nos está preparando un lugar especial donde disfrutaremos de Sus riquezas.

Elluz Peraza

CVCLAVOZ

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

Consejos importantes para un creyente

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

La historia del apóstol Pablo es una historia llena del amor y la gracia de Dios. Es una historia que nos enseña que nadie está fuera del perdón y la salvación de Jesús.

Asimismo, la vida de Pablo nos enseña que después de conocer a Jesús, los creyentes debemos comprometernos completamente con Dios y de esa manera vivir para Él. Sin duda alguna, el apóstol Pablo vivió una vida para agradar a Cristo y antes de partir de este mundo, dejó estos consejos para alentarnos a seguir en la carrera.

Consejos del apóstol Pablo

Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal.

1 Tesalonicenses 5:16-22 (RVR 1960)

El apóstol Pablo nos da estos consejos para nuestro diario vivir como creyentes y para que a través de ello el mundo conozca que somos hijos de Dios.

1. Estad siempre gozosos

El gozo viene del Señor, Él mismo en Juan 15:11, dice «mi gozo esté en vosotros» por lo tanto, si el Señor está en nosotros, la felicidad en nuestras vidas es completa. Por esta razón, si estas enfrentando un problema, entrega esa situación en manos del Señor, confía y descansa en Él. Así como lo hizo el apóstol Pablo durante toda su vida. Deja que el gozo del Señor resplandezca tu rostro.

2. Orad sin cesar

Dios desea que dependamos completamente de Él y orar sin cesar quiere decir que le tomemos en cuenta a Dios en todo. El Señor desea que le hablemos en cualquier momento y en cualquier lugar. Ya sea para tomar decisiones pequeñas o grandes. Para contarle un problema o circunstancia. Por lo tanto, habla con el Señor lo más que puedas, Él está dispuesto a escucharte y ayudarte.

3. Dad gracias en todo

Si estás rodeado de seres queridos, tienes alimento, buena salud, etc. Dale gracias a Dios. Por otro lado, si estás pasando un momento complicado también dale gracias a Dios. Recuerda que Él es soberano y su voluntad, es buena, agradable y perfecta.

4. No apagar el Espíritu

Este consejo del apóstol Pablo «no apagar el Espíritu» es importante, porque si dejamos que el fuego del Espíritu se apague en nosotros, la carne (el pecado) comenzará a dominarnos. Por lo tanto, no le des lugar a las cosas carnales y tampoco descuides las espirituales. Al contrario, busca intensamente llenarte de la presencia de Dios todos los días.

5. No menospreciar las escrituras

El éxito ministerial del apóstol Pablo, fue gracias a la obediencia de la palabra de Dios. Por esa razón, es fundamental escuchar este consejo de «no menospreciar las escrituras». No olvidemos que la Biblia es la espada del Espíritu.

Escudriñemos y estudiemos la Biblia para estar preparados y para vivir conforme a la voluntad del Padre que está en los cielos.

Diego Jora

CVCLAVOZ