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      Ezequiel 30:4 La Biblia de las Américas

Egipto caerá en manos de Babilonia

30 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo:

Hijo de hombre, profetiza y di: «Así dice el Señor Dios[a]:
“Gemid: ‘¡Ay de aquel día!’.
Porque cerca está el día,

sí, está cerca el día del Señor;
día de nubarrones,
la hora de las naciones.
La espada vendrá sobre Egipto
y habrá angustia en Etiopía[b],
cuando caigan traspasados en Egipto,
se lleven sus riquezas[c]
y sean derribados sus cimientos.

Etiopía[d], Put, Lud, toda Arabia[e], Libia[f], y el pueblo de la tierra en alianza[g] caerán a espada con ellos”.

»Así dice el Señor:

“Ciertamente caerán los que apoyan a Egipto,
y se vendrá abajo el orgullo de su poder;
desde Migdol hasta Sevene
caerán a espada con él”
—declara el Señor Dios.
“Estarán desolados

en medio de las tierras desoladas,
y sus ciudades, en medio de las ciudades devastadas estarán.
Y sabrán que yo soy el Señor,
cuando ponga fuego a[h] Egipto
y sean destrozados todos los que le ayudan.

Aquel día saldrán de mi presencia mensajeros en naves para aterrorizar a la confiada Etiopía[i]; y vendrá angustia sobre ellos como en el día de Egipto; porque he aquí, viene”. 10 Así dice el Señor Dios:

“Acabaré con la multitud[j] de Egipto
por mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia.
11 El, y su pueblo con él,

la más cruel de las naciones,
será traída para destruir la tierra;
sacarán sus espadas contra Egipto
y llenarán de traspasados la tierra.
12 Convertiré en sequedal los canales del Nilo[k]
y venderé la tierra en manos de malvados;
desolaré la tierra
y cuanto hay en ella por mano de extraños.
Yo, el Señor, he hablado”.

13 »Así dice el Señor Dios:

“Destruiré también los ídolos
y haré cesar las imágenes[l] de Menfis[m].
Ya no habrá príncipe en la tierra de Egipto,
y pondré temor en la tierra de Egipto.
14 Asolaré a Patros,

pondré fuego en Zoán,
y ejecutaré juicios contra Tebas[n].
15 Derramaré mi furor sobre Sin[o],
la fortaleza de Egipto;
también exterminaré a la multitud de Tebas[p].
16 Y pondré fuego en Egipto;
Sin[q] se retorcerá de dolor,
Tebas[r] será destruida,
y Menfis[s] tendrá angustias[t] cada día.
17 Los jóvenes de On[u] y de Pi-beset
caerán a espada,
y las mujeres[v] irán al cautiverio.
18 En Tafnes el día se oscurecerá[w]
cuando yo quiebre allí los yugos de Egipto,
y cesará en ella la soberbia de su poderío;
una nube la cubrirá,
y sus hijas irán al cautiverio.
19 Así ejecutaré juicios en Egipto,
y sabrán que yo soy el Señor”».

20 Y sucedió en el año once, el mes primero, el día siete del mes, que vino a mí la palabra del Señor, diciendo: 21 Hijo de hombre, he quebrado el brazo de Faraón, rey de Egipto, y he aquí, no ha sido vendado para curarlo[x], ni ligado con vendas de modo que cobre fuerzas para empuñar la espada. 22 Por tanto, así dice el Señor Dios: «He aquí, estoy en contra de Faraón, rey de Egipto; quebraré sus brazos, tanto el fuerte como el fracturado, y haré que la espada caiga de su mano. 23 Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los esparciré por las tierras. 24 Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré mi espada en su mano; y quebraré los brazos de Faraón, que delante de él gemirá con gemidos de un mal herido. 25 Fortaleceré, pues, los brazos del rey de Babilonia, pero los brazos de Faraón caerán. Entonces sabrán que yo soy el Señor, cuando ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia y él la esgrima contra la tierra de Egipto. 26 Cuando yo disperse a los egipcios entre las naciones y los esparza por las tierras, entonces sabrán que yo soy el Señor».

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

¿Esperas un milagro en tu matrimonio?

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

En la actualidad los matrimonios son prácticamente desechables, porque “no duran”; después de poco tiempo de casados, muchas parejas deciden separarse por no poder resolver los problemas, sin importar las promesas realizadas en el altar. Otros, a pesar de permanecer en unión conyugal mucho tiempo, viven en constantes peleas y discusiones que puede hacerles pensar que la mejor salida es separarse.

En esta oportunidad me gustaría compartir contigo la historia de un matrimonio y la forma en la que resolvían sus conflictos, motivo por el cual recibieron un regalo del cielo: “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, cierto sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, que tenía por mujer una de las hijas de Aarón que se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada.

Pero aconteció que mientras Zacarías ejercía su ministerio sacerdotal delante de Dios según el orden indicado a su grupo, conforme a la costumbre del sacerdocio, fue escogido por sorteo para entrar al templo del Señor y quemar incienso. Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora de la ofrenda de incienso. Y se le apareció un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se turbó, y el temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento.

Lucas 1:5-14 (LBLA).

Este matrimonio presentaba un conflicto serio: no podían tener hijos; pero no se la pasaban peleando o criticándose por este motivo, como sucede en algunos matrimonios, sino que me gustaría resaltar tres características fundamentales por las que en su tiempo recibieron un milagro del cielo. Primero, es la forma en que el Señor se expresa de ellos: “Ambos eran justos delante de Dios y se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos del Señor” Era una pareja que buscaba hacer lo correcto, siendo obedientes a la Palabra de Dios en todo momento de su vida.

“En el camino de Dios es donde conocerás sus milagros”

En segundo lugar, recibieron un milagro en pleno servicio a Dios; el momento en el que un ángel se apareció a Zacarías fue cuando estaba sirviendo en el templo, lo que muestra que era un hombre entregado y dedicado al Señor.

Por último, el ángel le dice: “Tu petición ha sido oída”. El deseo de tener un hijo seguramente estaba en el corazón de esta pareja desde hacía mucho tiempo, pero ellos no peleaban por esta situación o lloraban en su habitación, sino que oraban a Dios por este anhelo; en su tiempo entregaron esta aflicción al Señor y recibieron la respuesta.

¿Cuál es el conflicto en tu matrimonio o en tu vida personal? No tienes que seguir discutiendo con tu pareja por los problemas que tienen, y que tal vez no pueden resolver, lo mejor es que tomen la decisión de poner en primer lugar a Dios porque en su camino es donde verán sus maravillas; por tanto, deja de seguir buscando otras soluciones y ponte de rodillas, entrégale tu aflicción, tu vida y matrimonio, no olvides que Él quiere ayudarte.

Shirley Chambi

CVCLAVOZ

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

Vence el mal haciendo el bien

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.

Romanos 12:21 (RVR 1960).

Este pasaje parece muy claro, pero a la hora de aplicarlo en nuestra vida diaria se complica porque generalmente nos dejamos llevar por lo incorrecto. Al ser movidos por nuestras emociones pretendemos herir como nos hirieron. Entonces, ¿Cómo podemos vencer el mal haciendo el bien?

Un ejemplo muy claro lo podemos ver en dos de los discípulos de Jesús, casualmente ambos hermanos, sus nombres eran Juan y Santiago, hijos de Zebedeo. Ellos caminaron con el Maestro durante todo su ministerio, tuvieron el privilegio de escucharlo en primera fila, pero lamentablemente, después de tres años aproximadamente, los hermanos aún no aplicaban las enseñanzas del Señor en sus vidas.

En una ocasión, Jesús envió a unos mensajeros a una aldea de los samaritanos para hacer los respectivos preparativos ordenados por el Señor. Sin embargo, ellos fueron rechazados por los habitantes, esta situación produjo que Santiago y Juan le digieran a Jesús:

[…] Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?

Lucas 9:54 (RVR 1960).

¿Cuántas veces hemos tenido la intención de vengarnos cuando alguien nos hizo daño? Tal vez sólo hemos deseado que les vaya mal, o quizás fuimos al extremo de decir palabras ofensivas o hasta el punto de cometer acciones que pudieran herir a quienes nos lastimaron. Sin importar cuál sea nuestro pensamiento o acción, si está dirigido con la intención de lastimar, ya estamos obrando en contra de lo que Dios nos enseñó. Por eso Jesús reprende a sus discípulos de la siguiente manera:

[…] Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.

Lucas 9:56 (RVR 1960).

Aquí podemos notar que Jesús, ante el rechazo de los aldeanos, no sintió molestia ni se ofendió por lo ocurrido; más bien les recuerda a sus discípulos el propósito por el cual Él estaba en la tierra, no era para condenar, ni dañar sino para salvar a la humanidad.

Entonces ¿Cómo debemos actuar?

Ante una ofensa, si somos movidos por el calor de nuestras emociones, es muy probable que actuemos de forma incorrecta. Es por esta razón, que lo mejor es darse el tiempo necesario para dejar que las emociones se estabilicen, para luego reflexionar si lo que pretendo decir o hacer tiene la intención de lastimar y humillar al otro. Si es así, no es el amor de Dios que reina en el corazón. Caso contrario, si busco edificar y ayudar al otro, es ahí cuando practico lo que significa verdaderamente el amor de Dios.

La única manera de vencer el mal es haciendo el bien. Si te dificulta realizar esta acción es porque no conoces realmente el amor del Señor. Él nos enseña a amar a nuestro prójimo. Te animo a que lo conozcas todos los días leyendo tu Biblia. Ahí aprenderás lo mucho que Dios te ama.

Neyda Cruz

CVCLAVOZ