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Apocalipsis 12:6 La Biblia de las Américas

La mujer, el dragón y el niño

12 Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con[a] la luna debajo de sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; estaba encinta, y gritaba*, estando de parto y con dolores de alumbramiento. Entonces apareció otra señal en el cielo: he aquí, un gran dragón rojo que tenía siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas había siete diademas[b]. Su cola arrastró* la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo cuando ella diera a luz. Y ella dio a luz un hijo varón, que ha de regir[c] a todas las naciones[d] con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono. Y la mujer huyó al desierto, donde tenía* un lugar preparado por Dios, para ser sustentada[e] allí, por mil doscientos sesenta días.

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

El sufrimiento te hace sentir solo y lejos de Dios

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

En una ocasión le preguntaron a un terapeuta reconocido cuál era el propósito de la terapia que él brindaba, su respuesta me pareció muy interesante: “lograr que las personas sufran menos”; señalaba que todos sufren ya sea de una u otra manera, algunos más y otros menos, pero nadie puede escapar del sufrimiento.

Hoy también hablaré con amargura; Porque es más grave mi llaga que mi gemido

Job 23:2 (RVR 1960)

La Biblia relata la historia de un hombre que atravesaba por un sufrimiento inimaginable. Job era un siervo de Dios y nunca imaginó lo que iba sufrir. Había perdido todas sus posesiones, sus hijos habían muerto en un accidente; las malas noticias llegaron una tras otra. Su esposa lo abandonó, siendo la única familia que le quedaba, y como si eso no fuera poco, Job enfermó con una sarna maligna que le cubrió desde la corona de su cabeza hasta la planta de sus pies.

El sufrimiento de Job

La situación de Job era crítica, nadie podía ayudarlo, ni tenía alguien en quien apoyarse; incluso sus amigos lo acusaron y juzgaron, creyendo que sufría debido a consecuencias de sus acciones, ¡qué soledad más terrible!.

¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla

Job 23:3 (RVR 1960)

Si esto no fuera poco, Job no solo sufría por todo lo que le había acontecido, sino, porque sentía que el Señor estaba lejos de él; por lo que pronunció estas palabras: “Quién me diera el saber dónde hallar a Dios”.

Debemos considerar muy bien todo lo que estaba pasando Job, enfermo, atribulado, angustiado, sintiéndose solo, sin poder hallar a Dios; ¿te has sentido sólo cuando has enfrentado tiempos difíciles? El sufrimiento y las pruebas nos hacen sentir que estamos lejos del Señor, le pasó a Job y les pasa a muchos cristianos.

¡Una esperanza para nosotros!

He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré; Y al occidente, y no lo percibiré; Si muestra su poder al norte, yo no lo veré; Al sur se esconderá, y no lo veré. Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro.

Job23:8-10 (RVR 1960)

Job realmente sentía que no podía encontrar a Dios ¡cuánto vacío tuvo que soportar! ¡qué situación más crítica! Sin embargo, a pesar de estar en medio de esta tormenta Job tenía una esperanza: su fe y confianza en el Señor; por lo cual pronuncia estas poderosas palabras: “Mas él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro”.

Parafraseando, Job decía: “aunque me sienta solo, enfermo, abandonado, aunque parezca que Dios está lejos de mí; yo sé que Él conoce mi camino, sabe lo que estoy viviendo, y cuando termine este sufrimiento mi vida no será la misma, seré alguien fuerte y mejor, así como el oro que sale más puro después de haber pasado por el fuego”.

Cuando enfrentamos problemas, el enemigo siempre nos atormenta con pensamientos cómo “estas solo, todos te dejaron, Dios ni siquiera te escucha”, pero Job no permitió que sus sentimientos influyeran en su fe y confianza en el Señor, por lo que declaró: “¡Él conoce mi sufrimiento! ¡mi vida está en sus manos! ¡Él tiene el control!” ¡Qué tremenda declaración!

Si estás pasando por situaciones difíciles, por pruebas y te sientes solo, esta palabra es para ti. Aunque parezca que Dios está lejos, nunca debes perder la esperanza de que Él conoce lo que estás enfrentando, por lo que ten la seguridad de que ese problema no será para siempre y en su tiempo saldrás victorioso.

Shirley Chambi

CVCLAVOZ

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

La recompensa de la oración

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

Para mucha gente es muy difícil orar y quizás algunos dejaron de intentarlo, pero debes saber que existe una recompensa especial cuando oramos.

Necesitamos orar

¡Qué difícil es para muchos ser constantes en la oración! Se interponen distracciones a cada momento, los problemas diarios se multiplican y nos impiden hacerlo. Si lo intentamos a primera hora de la mañana sentimos que llegaremos tarde donde debemos ir. Sea al trabajo o al colegio.

Quienes lo dejan para la noche, por lo general están tan cansados que no llegan a pasar más de dos minutos en oración o no la hacen.

Quiero avisarte que todas esas distracciones las trae quien no quiere que ores. La oración es fuente de poder para nosotros y ese, nos quiere debilitar.

¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar.

1 Pedro 5:8 (NTV)

La oración es esencial en nuestra relación con Dios. Es el conducto de comunicación con lo divino. Es el tiempo de compartir nuestras preocupaciones con Él, pero también el tiempo que dedicamos a escucharle y agradecerle.

Dios nos recompensa en el tiempo de oración

Y cuando somos constantes y respetamos ese tiempo y no permitimos que nada nos impida realizarlo, recibimos recompensa. Es la recompensa de la oración que sentimos, porque nos hace crecer espiritualmente. Nos llena el alma.

Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.

Mateo 6:6 (NVI)

La mayor recompensa de la oración es la intimidad que compartimos con Dios. Eso es un privilegio. Es lo que nos ayuda a la vez a estar en armonía con todos a nuestro alrededor, familia, amigos, compañeros de trabajo, y nos equipa para vivir en agradecimiento y perdón.

La oración no es algo que realizamos solo para nuestro beneficio, también beneficiamos a otros. Y definitivamente no es una obligación, pero la recompensa de la oración nos atrae a continuar orando incesantemente porque es una recompensa para nuestro espíritu y nuestra alma.

Elluz Peraza

CVCLAVOZ