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Lucas 19:37 La Biblia de las Américas (LBLA)

 

La entrada triunfal

 

28 Habiendo dicho esto, iba delante, subiendo hacia Jerusalén.

29 Y aconteció que cuando se acercó a Betfagé y a Betania, cerca del monte que se llama de los Olivos[l], envió a dos de los discípulos,30 diciendo: Id a la aldea que está enfrente, en la cual, al entrar, encontraréis un pollino atado sobre el cual nunca se ha montado nadie[m]; desatadlo y traedlo. 31 Y si alguien os pregunta: “¿Por qué lo desatáis?”, de esta manera hablaréis: “Porque el Señor lo necesita.”32 Entonces los enviados fueron y lo encontraron como El les había dicho.33 Mientras desataban el pollino, sus dueños[n] les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino? 34 Y ellos respondieron: Porque el Señor lo necesita.35 Y lo trajeron a Jesús, y echando sus mantos sobre el pollino, pusieron a Jesús sobre él. 36 Y mientras El iba avanzando, tendían sus mantos por el camino. 37 Cuando ya se acercaba, junto a la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, regocijándose, comenzó a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas[o] que habían visto,38 diciendo:

¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor!
¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!

39 Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. 40 Respondiendo El, dijo: Os digo que si éstos callan, las piedras clamarán.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Salmos 46:10: Estad quietos, y conoced que yo soy Dios
Publicado por: Devocionales en Devocional Diario 0

 

¿Alguna vez ha estado en una situación en la que estaba completamente perdido sobre qué hacer?

A veces es una elección entre dos buenas opciones o quizás elegir el menor de dos males. De cualquier manera, podemos luchar y sentir un poco de pánico cuando las opciones no están claras.

Estad quietos, y conoced que yo soy Dios. Salmos 46:10
Cuando no sabemos qué hacer en una situación, podemos sentirnos presionados en algo que no nos sentimos cómodos para hacer. Es en esos momentos que podemos confiar en el hecho de que Dios lo sabe todo, y Él también conoce nuestra lucha contra esto. Podemos practicar estos 4 consejos de qué hacer cuando no sabemos qué hacer: ore, haga una pausa por dirección, persiga la paz y ponga toda su confianza en Dios.

1) Ore por sabiduría. (Santiago 1:5)
Podemos confiar en pedirle a Dios sabiduría porque prometió darnosla en abundancia. Nuestro papel es pedir en fe sin dudarlo. La sabiduría de Dios es diferente a la del mundo, que está arraigada en el egoísmo. (Santiago 3:17-18)

2) Haga Una Pausa por la dirección del Espíritu Santo. (Juan 16:13)
A veces nos encontramos en situaciones en las que es necesario pensar y actuar rápidamente. Sin embargo, incluso en esos momentos, hay oportunidad para detenerse interiormente y buscar la dirección del Espíritu Santo. Él nos llevará a toda verdad.

3) Persiga la paz dentro de su corazón. (Salmo 34:14)
Si estamos interiormente ansiosos y temerosos, esto bloqueará nuestra capacidad de tomar decisiones acertadas. La paz de Dios va más allá de la comprensión cuando le presentamos nuestra petición de sabiduría y dirección. (Filipenses 4:6-8)

4) Ponga toda su confianza en la voluntad y el propósito de Dios para su vida. (Jeremías 29:11)
Dios tiene un plan para cada uno de sus hijos. No siempre podemos ver cómo nuestro viaje será. Sin embargo, sabemos que Él hace que todo funcione para nuestro bien (Romanos 8:28), así que podamos confiar en que Dios es capaz.

Oración:
Amado Señor, no sé qué hacer en esta situación. Pero te pido hoy que darrames sobre mi la sabiduría, el liderazgo y la paz mientras deposito toda mi confianza en Ti. En el nombre de Jesús, amen.

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

REFLEXION

¿A qué no sabes lo que me enteré?

 

 

“En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente.” Proverbios 10:19

En las escrituras, leemos que las palabras tienen poder, para bendición o maldición, sin embargo vemos a menudo como se usa algo tan valioso de manera tan imprudente. Por lo tanto vemos gente que habla, casi sin poder parar y por su incontinencia verbal terminan diciendo palabras, de las cuales tal vez en poco tiempo tengan que arrepentirse. De esta manera, se hiere, miente, promete, engaña, o bien se maltrata, todo a través de las palabras.

Cuantas veces pasa, que nos comienzan a contar algo de una persona y al poco tiempo nos vemos involucrados, también nosotros aportando nuestra propia opinión o experiencia y cuando nos queremos acordar estamos murmurando, en chisme, opinando de situaciones y personas que tal vez no conocemos en profundidad. Por lo tanto, debemos estar alerta a preguntas tales como: ¿te enteraste lo que pasó? o bien te voy a contar un secreto, pero no se lo digas a nadie... o bien la versión religiosa del chisme: “te cuento esto, pero te lo digo para que estés orando, no vayas a tomarme por chismoso.”

Si por un instante pudiéramos comprender lo dañino que resulta esto, posiblemente seríamos mas prudentes en el uso de nuestras palabras. Es frecuente ver personas, que hablan abundantemente, casi presumiendo saber de todo, sin embargo la prudencia, está en refrenar sus labios. Otra característica del que habla mucho, es que es mas propenso a equivocarse, no aprende de otros y de tanto hablar no puede escuchar a los demás, sólo a si mismo.

Es importante reflexionar, si realmente le estamos dando buen uso a nuestras palabras, piensa por un momento las veces que lastimaste a alguien sin querer, por una palabra demás que se te escapó. Piensa también en las palabras que a ti te han marcado, que otros te han dicho casi sin pensar pero que en ti produjeron un dolor que aún hoy recuerdas. Hay personas que se relacionan con los demás con palabras fuertes, a veces con gritos o insultos y esto casi que forma parte de su vida normal, pero hoy a la luz de la Palabra, el desafío es que cambiemos nuestra forma de hablar y la Biblia dice de que manera debemos hacerlo:

“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.” Colosenses 4:6.

 

 


Daniel Zangaro
CVCLAVOZ