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Jeremías 20:10 La Biblia de las Américas (LBLA)

Lamento del profeta

Me persuadiste[e], oh Señor, y quedé persuadido[f];
fuiste más fuerte que yo y prevaleciste.
He sido el hazmerreír cada día;
todos se burlan de mí.
Porque cada vez que hablo, grito;
proclamo: ¡Violencia, destrucción!
Pues la palabra del Señor ha venido a ser para mí
oprobio y escarnio cada día.
Pero si digo: No le recordaré
ni hablaré más en su nombre,
esto se convierte dentro de mí[g] como fuego ardiente
encerrado en mis huesos;
hago esfuerzos por contenerlo,
y no puedo.
10 Porque he oído las murmuraciones de muchos:
¡Terror por todas partes!
¡Denunciadle, denunciémosle!
Todos mis amigos de confianza[h],
esperando mi caída, dicen:
Tal vez será persuadido[i], prevaleceremos contra él
y tomaremos de él nuestra venganza.
11 Pero el Señor está conmigo como campeón temible;
por tanto, mis perseguidores tropezarán y no prevalecerán.
Quedarán muy avergonzados, pues no han triunfado,
tendrán afrenta perpetua que nunca será olvidada.
12 Oh Señor de los ejércitos, que pruebas al justo,
que ves las entrañas[j] y el corazón,
vea yo tu venganza sobre[k] ellos,
pues a ti he encomendado mi causa.
13 Cantad al Señor, alabad al Señor,
porque ha librado el alma del pobre
de manos de los malvados.

14 Maldito el día en que nací;
el día en que me dio a luz mi madre no sea bendito.
15 Maldito el hombre que dio la noticia
a mi padre, diciendo:
¡Te ha nacido un hijo varón!,
haciéndolo muy feliz.
16 Sea ese hombre como las ciudades
que el Señor destruyó sin piedad[l];
oiga gritos de mañana
y alaridos[m] al mediodía,
17 porque no me mató en[n] el vientre
para que mi madre hubiera sido mi sepultura,
y su vientre embarazado para siempre.
18 ¿Por qué salí del vientre
para ver pena y aflicción,
y que acaben en vergüenza mis días?

 

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

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Devocional – Examen de Honestidad
Por Pastor Carlos Vargas Valdez0


Examen de Honestidad

Qué pide el Señor de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.
Miqueas 6:8.

Procurad lo bueno delante de todos los hombres. Romanos 12:17.


En el colegio se hacían muchas trampas. Un día nuestro profesor de matemáticas, antes de distribuir los cuestionarios, nos dijo: Hoy quiero hacerles dos exámenes: uno de geometría y otro de honestidad. Espero que aprueben ambos. Si uno les sale mal, que sea más bien el de geometría. En la carrera de la vida tendrán más oportunidades de aplicar los principios de honestidad que de utilizar los teoremas.

De muchas maneras y de un momento a otro, debemos pasar un examen de honestidad. Por ejemplo, ¿qué hacemos en el supermercado cuando la cajera se equivoca y nos devuelve más de la cuenta? ¿Acaso pensamos: «Después de todo es su error, no el nuestro»? Y cuando completamos la declaración de la renta, ¿omitimos algún ingreso? Quizás pensamos: nadie lo va a verificar…

Mi profesor tenía razón. El comportamiento moral de una persona es mucho más importante que el nivel de sus conocimientos o de sus ganancias. Primero es necesario que seamos sinceros ante Dios. A él es imposible hacerle trampa, porque “todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13). Aceptemos hacer nuestras cuentas con él. Es la condición para que, gracias a la obra de Jesús, Dios perdone la suma de nuestra deuda para con él. Procuremos “hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres” (2 Corintios 8:21).

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


¿Qué tienes, dormilón?
Un hombre llegó a su casa cansado y se quedó dormido en su habitación. En ese momento ingresaron unos delincuentes a su hogar y se robaron todo lo que encontraron de valor, como: equipos, joyas u objetos costosos, pero él nunca se dio cuenta, solamente despertó cuando no quedaba nada.

A veces podemos estar como este hombre, es decir, estamos perdiendo cosas importantes como nuestra familia, matrimonio, hijos u otros, mientras nosotros continuamos dormidos sin hacer nada al respecto.

La Biblia nos muestra una historia similar: “Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir. Y el patrón de la nave se le acercó y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos.” Jonás 1:4-6 (RVR 1960)

Jonás estaba dormido cuando una terrible tempestad se desató, a tal grado que el encargado del barco lo buscó para despertarlo. Si bien este hecho sucedió por la desobediencia de Jonás, este hubiera sido un evento trágico si él hubiera continuado dormido.

La pregunta que quiero hacerte es: ¿Estás despierto? Muchos eventos negativos suceden porque somos desobedientes a Dios o porque permitimos que el enemigo destruya nuestras vidas ¿Cuál es tu caso? Esperamos que no despiertes cuando no quede nada que rescatar.

Es posible que tu hogar se esté desmoronando, tus hijos estén arruinando sus vidas con dependencias o decisiones equivocadas, quizá estés sufriendo escases o enfermedad ¿Qué estás haciendo para enfrentar la tormenta que tienes encima?

Este tiempo te animo a reconocer tu error, arrepiéntete y ¡Despierta! Comienza a clamar por tus seres queridos y persevera en oración porque solamente el Señor puede calmar la tormenta ¿lo crees?

Shirley Chambi
CVCLAVOZ