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Jeremías 3:14 La Biblia de las Américas (LBLA)

Infidelidad de Israel y de Judá

Y el Señor me dijo en días del rey Josías: ¿Has visto lo que hizo la infiel Israel? Ella andaba sobre todo monte alto y bajo todo árbol frondoso, y allí fornicaba[f]. Y me dije: “Después que ella haya hecho todas estas cosas, volverá a mí”; mas no regresó, y lo vio su pérfida hermana Judá. Y vio[g] que a causa de todos los adulterios de la infiel Israel, yo la había despedido, dándole carta de divorcio; con todo, su pérfida hermana Judá no tuvo temor, sino que ella también fue y se hizo ramera. Y sucedió que por la liviandad con que fornicó, profanó la tierra, y cometió adulterio con la piedra y con el leño. 10 A pesar de todo esto, su pérfida hermana Judá tampoco se volvió a mí de todo corazón, sino con engaño —declara el Señor.

11 Y el Señor me dijo: Más justa ha probado ser la infiel Israel que la pérfida Judá.

12 Ve y proclama estas palabras al norte, y di:
“Regresa, infiel Israel” —declara el Señor—,
“no te miraré[h] con ira,
porque soy misericordioso” —declara el Señor—;
“no guardaré rencor para siempre.
13 “Sólo reconoce tu iniquidad,
pues contra el Señor tu Dios te has rebelado,
has repartido tus favores[i] a los extraños bajo todo árbol frondoso,
y no has obedecido mi voz” —declara el Señor.

14 “Volved, hijos infieles” —declara el Señor—, “porque yo soy vuestro dueño, y os tomaré, uno de cada ciudad y dos de cada familia, y os llevaré a Sion.” 15 Entonces os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con conocimiento y con inteligencia. 16 Y sucederá que en aquellos días, cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra —declara el Señor— no se dirá más: “Arca del pacto del Señor”; no les vendrá a la mente ni la recordarán, no la echarán de menos ni será hecha de nuevo.17 En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: “Trono del Señor”; y todas las naciones acudirán a ella, a Jerusalén, a causa del nombre del Señor; y no andarán más tras la terquedad de su malvado corazón. 18 En aquellos días andará la casa de Judá con la casa de Israel, y vendrán juntas de la tierra del norte a la tierra que di en heredad a vuestros padres.

19 Yo había dicho:
“¡Cómo quisiera ponerte entre mis[j] hijos,
y darte una tierra deseable,
la más hermosa heredad de las naciones!”
Y decía: “Padre mío me llamaréis,
y no os apartaréis de seguirme.”
20 Ciertamente, como una mujer se aparta pérfidamente de su amado[k],
así habéis obrado pérfidamente conmigo,
oh casa de Israel —declara el Señor.

21 Se oye una voz sobre las alturas desoladas,
el llanto de las súplicas de los hijos de Israel;
porque han pervertido su camino,
han olvidado al Señor su Dios.
22 Volved, hijos infieles,
yo sanaré vuestra infidelidad.
Aquí estamos, venimos a ti,
porque tú, el Señor, eres nuestro Dios.
23 Ciertamente engaño son las colinas,
y el tumulto sobre los montes;
ciertamente, en el Señor nuestro Dios
está la salvación de Israel.

24 Pero lo vergonzoso consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud: sus ovejas y sus vacas, sus hijos y sus hijas.25 Acostémonos en nuestra vergüenza, y que nos cubra nuestra humillación; porque hemos pecado contra el Señor nuestro Dios, nosotros y nuestros padres desde nuestra juventud hasta hoy, y no hemos obedecido la voz del Señor nuestro Dios.

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

REFLEXION – ¡NO MIRES HACIA ABAJO!
Por Pastor Carlos Vargas Valdez 0


REFLEXIONES CRISTIANAS – «¡NO MIRES HACIA ABAJO!»
El ascensor, con veinte mineros de Sudáfrica, comenzó el lento descenso. El fondo de la mina estaba a 1.600 metros de profundidad. A la mitad de la bajada, una falla mecánica paró en seco el ascensor, y los veinte hombres quedaron atrapados. Fue entonces que surgió un héroe.

Mario Cockrell, uno de los mineros, tuvo una idea. Deslizándose por los cables de acero, llagando sus manos, fue guiando, uno por uno, a sus compañeros de trabajo. Eran ochocientos metros de bajada y, para calmar los nervios de los mineros, les decía una sola cosa: «¡No mires hacia abajo! ¡Mira hacia arriba!»

Fue la fortaleza física de Mario Cockrell, su presencia de ánimo, su amor al prójimo, su firme fe en Dios y esa oportuna y sabia recomendación: «¡No mires hacia abajo!» lo que salvó la vida de todos.

Esa es una recomendación que encierra un significado poderoso. Sirve para todas las circunstancias de la vida, buenas o malas, placenteras o desagradables. No hay que mirar hacia abajo. ¡Hay que mirar hacia arriba, siempre hacia arriba!

Si miramos hacia abajo veremos sólo un abismo negro. Veremos el fracaso, la desesperación, la desgracia, el infortunio. Pero si miramos hacia arriba veremos el cielo azul, el sol brillante y —¿por qué no?— a Dios mismo.

Los que miran siempre hacia abajo no ven nada más que sombras, zozobras, peligros, incertidumbres y enemigos. En cambio, los que miran hacia arriba ven luz y colores y cielo y resplandor. Y ven esperanza, seguridad, consuelo y paz.

Por alguna razón bien profunda el apóstol Pablo dice: «Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (Colosenses 3:2). Si nos concentramos sólo en la tierra, veremos toda la fealdad de la humanidad caída en pecado. Pero si miramos hacia arriba, y esto con los ojos de la fe, veremos a Dios, y de Él recibiremos el poder de una vida nueva y eterna.

Es cierto que vivimos con los pies pegados a esta tierra. Tenemos que fijarnos en las cosas de acá. Aquí está nuestra familia que debemos cuidar. Aquí está nuestro trabajo que nos da el pan. Aquí están las oportunidades de ser útiles. Con todo, mirar solamente la tierra y desdeñar el cielo es muerte.

Cristo está arriba, en su trono, esperando que miremos hacia Él y que nos arrepintamos. No despreciemos esa dirección vertical. Dios espera que alcemos la vista y miremos en dirección suya. La Biblia dice: «Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano» (Isaías 55:6).

por el Hermano Pablo

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

Devocionales
Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ


Con gratitud
La gratitud es un aspecto que muchas veces pasamos por alto, en la epístola a los Colosenses encontramos una exhortación al respecto:

“Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; 7 arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.” Colosenses 2:6-7 (RVR1960).

No sólo debemos procurar seguir los pasos de Jesús, perseverando en el camino de la fe y esforzándonos para agradar a Dios en nuestro andar diario, sino que también tenemos que abundar en acciones de gracias.

Muchos se preguntarán ¿Cómo puedo dar gracias si estoy abrumado(a) por los problemas, estoy enfermo o tengo un ser querido enfermo, nada de lo que hago sale bien, o no encuentro un solo motivo para dar gracias?

Estas preguntas son válidas, ya que como humanos nos es difícil ser agradecidos; no obstante, al ser Hijos de Dios, tenemos la responsabilidad de conocer Su Palabra y obedecerla, y ella nos dice:

“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” 1 Tesalonicenses 5:18 (RVR1960).

Por ello, te animo a que empieces a dar gracias en todo momento, recuerda que cada día recibes el milagro de la vida, y si tienes una casa y alimento en la mesa, es un motivo más para agradecer a quien nos provee del sustento diario.

Aún las dificultades, si son vistas desde otra perspectiva, son un motivo más para agradecer, porque estas dejarán una enseñanza en nuestras vidas.

“con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz;” Colosenses 1:12 (RVR1960).

Cesia Serna
CVCLAVOZ