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        Job 15:24 La Biblia de las Américas

Elifaz reprende de nuevo a Job

15 Entonces respondió Elifaz temanita, y dijo:

¿Debe responder un sabio con hueca sabiduría
y llenarse[a] de viento solano?
¿Debe argumentar con razones inútiles

o con palabras sin provecho?
Ciertamente, tú rechazas el temor,
e impides la meditación delante de Dios.
Porque tu iniquidad enseña a tu boca,
y escoges el lenguaje de los astutos.
Tu propia boca, y no yo, te condena,
y tus propios labios testifican contra ti.

¿Fuiste tú el primer hombre en nacer,
o fuiste dado a luz antes que las colinas?
¿Oyes tú el secreto[b] de Dios,

y retienes para ti la sabiduría?
¿Qué sabes tú que nosotros no sepamos?
¿Qué entiendes tú que nosotros no entendamos[c]?
10 También entre nosotros hay canosos y ancianos
de más edad que tu padre.
11 ¿Te parecen poco[d] los consuelos de Dios,
y la palabra hablada a ti con dulzura?
12 ¿Por qué te arrebata el corazón,
y por qué centellean tus ojos,
13 para volver tu espíritu contra Dios
y dejar salir de tu boca tales palabras?
14 ¿Qué es el hombre para que sea puro,
o el nacido de mujer para que sea justo?
15 He aquí, Dios no confía en sus santos,
y ni los cielos son puros ante sus ojos;
16 ¡cuánto menos el hombre, un ser abominable y corrompido,
que bebe como agua la iniquidad!

17 Yo te mostraré, escúchame,
y te contaré lo que he visto;
18 lo que los sabios han dado a conocer,

sin ocultar nada de sus padres;
19 a ellos solos se les dio la tierra,
y ningún extranjero pasó entre ellos.
20 Todos sus días el impío se retuerce de dolor,
y contados están los años reservados[e] para el tirano.
21 Ruidos de espanto[f] hay en sus oídos,
mientras está en paz, el destructor viene sobre él.
22 Él no cree que volverá de las tinieblas,
y que está destinado para la espada.
23 Vaga en busca de pan, diciendo: «¿Dónde está?».
Sabe que es inminente[g] el día de las tinieblas.
24 La ansiedad y la angustia lo aterran,
lo dominan como rey dispuesto para el ataque;
25 porque él ha extendido su mano contra Dios,
y se porta con soberbia contra el Todopoderoso[h].
26 Corre contra Él con cuello erguido,
con su escudo macizo[i];
27 porque ha cubierto su rostro de grosura,
se le han hecho pliegues de grasa sobre sus lomos,
28 y ha vivido en ciudades desoladas,
en casas inhabitables,
destinadas a convertirse en ruinas[j].
29 No se enriquecerá, ni sus bienes perdurarán,
ni su espiga[k] se inclinará a tierra.
30 No escapará[l] de las tinieblas,
secará la llama sus renuevos,
y por el soplo de su boca[m] desaparecerá.
31 Que no confíe en la vanidad, engañándose a sí mismo,
pues vanidad será su recompensa[n].
32 Antes de su tiempo se cumplirá,
y la hoja de su palmera no reverdecerá.
33 Dejará caer su agraz como la vid,
y como el olivo arrojará su flor.
34 Porque estéril es la compañía de los impíos,
y el fuego consume las tiendas del corrupto[o].
35 Conciben malicia[p], dan a luz iniquidad,
y en su mente[q] traman engaño.

 

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

 

 

REFLEXION

No eres uno más del montón

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

 

 

Muchas veces sentimos que somos uno más del montón, que no tenemos nada especial y que quizás Dios no se preocupe por nosotros.

Cuentan que un hombre visitaba un gran rancho de ovejas, en Austria, durante la época del esquileo. En el transcurso de su visita, su guía sacó a un corderito con poco tiempo de nacido del corral, donde se hallaba con su madre, y lo puso con cientos de otros corderos.

El ruido de los balidos y el gritar de los esquiladores era ensordecedor. El animalito que había sido separado de su madre, estaba aturdido y se quedó mudo por unos momentos, pero poco después empezó a lanzar angustiosos balidos. Inmediatamente siguió la respuesta de su madre, porque la pequeña criatura empezó a dirigirse inmediatamente hacia el lejano establo donde estaba una vieja oveja. La madre del corderito comenzó también a caminar en la dirección de donde salían los tiernos balidos.

Refiriéndose a este incidente, un predicador afirmó en su sermón: No te imagines tú, cristiano, el más sencillo y humilde, que no puedes ser oído por Dios, y Padre Celestial, porque como nos enseñó Jesucristo, cuida las más débiles criaturas de la naturaleza. Él te ve como si no hubiera otro hijo suyo en todo el mundo, de modo que si oramos, podremos testificar como David:

Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias

(Salmos 34:6 RVR)

Y tú, ¿eres especial?

Puedes tener la certeza de que aun habiendo cientos de personas alrededor tuyo, y todas hablando muy fuerte o gritando, Dios conoce tu voz, te escucha y no te pierde de vista; Él está presto para socorrerte.

No creas que eres uno más del montón y que el Señor no te conoce o no te presta atención, porque para Él eres especial y único y sus ojos están atentos a ti.

Ana María Frege Issa

CVCLAVOZ

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLXION

Devocionales

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

Con la sinceridad de un niño.

 

 

 

En el capítulo 18 del evangelio de Mateo, podemos ver la respuesta que dio Jesús a sus discípulos cuando estos discutían sobre quién de ellos sería mayor en el cielo.

“y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. 5 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.” Mateo 18:3-5 (RVR1960).

Imagino que ninguno esperaba la respuesta que recibieron, hombres maduros que hablaban sobre sus cualidades y la cercanía que tenían con el maestro, queriendo determinar la posición que les correspondería, de pronto son llamados a ser como un niño, a creer con inocencia y pureza, a ser humildes y sencillos.

Considera que esta instrucción hoy sigue vigente, muchas veces al atravesar situaciones complicadas dejamos que la duda nos invada y terminamos cuestionando a Dios sobre la razón de las cosas que suceden; pero si lo comparamos con la forma en que un niño afronta este tipo de situaciones, lo primero a resaltar es que si uno de sus padres le dice que todo está bien y que lo cuidará para que nada malo suceda con él, el pequeño lo creerá sin dudar, es más se entregará tranquilo a los brazos de su progenitor y se quedará allí confiado.

Es de esta forma que debemos acercarnos y confiar en Dios, sin dudas de por medio, sin creer que somos lo suficientemente capaces de afrontar las cosas sin ayuda de nadie, o esperando ser reconocidos por nuestras acciones. Si lo pensamos bien, estas características no las encontraremos en un niño, y con seguridad existen varias más; sin embargo, el punto es que si creemos en Dios, debemos entregarnos a Él sin reservas.

“Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará”. Salmos 37:4 - 5 (NVI).

Pon tu esfuerzo en adquirir características que te acerquen más a Dios, identifica aquellos rasgos o actitudes en tu persona que intentan hacerte creer que no es necesario que aprendas a depender de Dios.

Cesia Serna

CVCLAVOZ