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2 Reyes 4:27  La Biblia de las Américas (LBLA)

 

Eliseo y la sunamita

 

 

18 Y cuando el niño creció, llegó el día en que salió al campo adonde estaba[j] su padre con[k] los segadores, 19 y dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y el padre dijo a un criado: Llévalo a su madre. 20 Y tomándolo, lo llevó a su madre, y estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió. 21 Entonces ella subió y lo puso sobre la cama del hombre de Dios, cerró la puerta detrás de él y salió. 22 Luego llamó a su marido y le dijo: Te ruego que me envíes uno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al hombre de Dios y regrese. 23 Y él dijo: ¿Por qué vas hoy a él? No es luna nueva ni día de reposo. Y ella respondió: Quédate en paz. 24 Entonces ella aparejó el asna y dijo a su criado: Arrea[l] y anda; no detengas el paso[m] por mí a menos que yo te lo diga. 25 Y ella fue y llegó al hombre de Dios en el monte Carmelo. Y sucedió que cuando el hombre de Dios la vio a lo lejos, dijo a Giezi su criado: He aquí, allá viene la[n] sunamita. 26 Te ruego que corras ahora a su encuentro y le digas: «¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido? ¿Le va bien al niño?». Y ella respondió: Bien. 27 Cuando ella llegó al monte, al hombre de Dios, se asió de sus pies. Y Giezi se acercó para apartarla, pero el hombre de Dios dijo: Déjala, porque su alma está angustiada[o] y el Señor me lo ha ocultado y no me lo ha revelado. 28 Entonces ella dijo: ¿Acaso pedí un hijo a mi señor? ¿No dije: «No me engañes?».

 

UN ENCUENTRO CON LA PALBRA

 

 

 

REFLEXION

Y… ¿qué haré si me quedo sin nada?

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

 

 

 

“Y… ¿qué haré si me quedo sin nada?” es la pregunta que quizás te hiciste cuando escuchaste que mejor es dar que recibir, aún cuando las cosas no van nada bien.

Provisión Divina

El doctor R.A. Torrey contaba acerca de una experiencia acerca de la provisión divina que había vivido en su juventud.

Un día cuando subió al tranvía, después de pagar su billete descubrió que sólo le quedaban siete centavos y no sabía de dónde vendría el dinero para comprar su próxima comida para él y su familia. Sin embargo, se dijo a sí mismo que no se preocuparía porque Dios siempre había suplido sus necesidades.

Apenas había tomado asiento cuando una señora entró en el coche y pagó sus cinco centavos, pero el cobrador le devolvió la moneda diciendo que no era buena. Grandemente atribulada la mujer le dijo que era todo lo que tenía y el cobrador le ordenó bajar.

Conmovido por el caso, Torrey puso en manos del cobrador la única moneda de 5 centavos que le quedaba, sin preocuparse de que sólo le quedaban dos céntimos, lo que no era suficiente ni siquiera para pagar su viaje de vuelta en el tranvía; motivo por el cual tuvo que volver a pie.

Cuando se dirigía a su casa, de súbito un coche paró a su lado y un hombre lo detuvo para preguntarle cómo iba la obra de su ministerio. A las pocas palabras de Torrey, ese caballero sacó su cartera y le dio 200 dólares, diciéndole:

—Hace días que deseaba encontrarlo para darle algo para la obra.

Andando hacia su casa, el doctor Torrey dio gracias a Dios por el alto dividendo que había recibido por sus 5 centavos dados en aquella mañana.

Cuando las cosas van mal, no es fácil dar

Cuando hay abundancia y las cosas van bien, es muy fácil dar, pero, ¿qué pasa cuando hay una crisis?

La tendencia normal es que pensemos en nosotros mismos, en nuestro bienestar y el de nuestras familias y que después, si queda algo, demos a los demás. Sin embargo, el Señor promete suplir nuestras necesidades:

Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio.

Lucas 6:38 (NTV)

Y… ¿qué haré si me quedo sin nada?

Todo el mundo está atravesando una crisis muy fuerte por la pandemia. Algunos se han visto más afectados que otros, pero todos enfrentamos los efectos de un aislamiento prolongado.

Sin embargo, pese a lo adverso del panorama, no deberíamos preocuparnos por quedarnos sin nada al momento de ayudar a los demás, porque si Dios ha prometido suplir nuestras necesidades, así será, Él no miente.

Si conoces a alguien en necesidad ayúdalo y Dios se encargará de suplir tus necesidades.

Ana María Frege Issa

CVCLAVOZ

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALBRA

 

 

REFLEXION

Hoy… Reflexiono en que Para Dios no Hay Nada Imposible

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“Porque nada imposible hay para Dios” Lucas 1:37.

La sorpresa de la joven María era muy grande, no solo por la aparición de un ángel cerca de ella, sino por la naturaleza del mensaje que ese ángel le traía. Ella sería el canal a través del cual nacería un niño y su nombre sería Jesús. Su asombro fue roto por las palabras centelleantes del ángel que le decía: Porque nada imposible hay para Dios.

Hoy, necesito dejar que las mismas palabras centelleantes alumbren en mi alma, porque los mensajes que recibo no soy muy alentadores y creo que es necesario reflexionar hoy, que Dios no ha cambiado y todavía no hay nada imposible para Dios.

Mi vida religiosa cada día debe ser una prueba de que Dios trabaja sobre imposibilidades. Mi vida religiosa debe ser a cada momento una demostración de las posibilidades de Dios operando en medio de una serie de imposibilidades que demuestran así el poder y la maravilla de Dios. El Dios que adoramos es el único Dios y no hay otro, él es el poderoso y a él debemos conocer y entender.

Hoy es la oportunidad que tengo de conocerlo más, entenderlo más y adorarlo más. Hoy no es el día para conocer un poquito de Dios, hoy es la gran oportunidad que tengo de conocer la plenitud del Dios omnipotente quien mora en mi y quién a prometido estar conmigo todos los días hasta el fin del mundo.

Cada día las imposibilidades me amenazan porque en este mundo se exalta con frecuencia las imposibilidades. Esas imposibilidades que son exaltadas son el terreno fértil donde puedo ver germinar las posibilidades de Dios en toda su magnitud y su fuerza, no para vanagloria del hombre sino para la exaltación de Dios en toda su majestad y grandeza. Hoy tengo la oportunidad de acercarme a Dios y permitir que su poder y su gloria operen con fuerza.

Señor, Gracias por ser el único y poderoso Señor. Gracias por darme la oportunidad de ser tu hijo y como hijo contemplar la belleza de tu gracia y de tu poder. Cuando llegué a tus pies por primera vez, jamás imaginé la forma como vería tu poder en acción frente a las imposibilidades de la vida y ahora, veo tu gloria y tu fuerza en los cielos, en la tierra pero también en mi vida. Hoy nuevamente quiero reflexionar que para ti no hay nada imposible. Ante tu gloria las sombras de lo imposible se desvanecen y se deshacen. Amén.

Dr. Serafìn Contreras Galeano.