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       Jeremías 4:19  La Biblia de las Américas

Un llamado al arrepentimiento

Si has de volver, oh Israel —declara el Señor
vuélvete a mí.
Si quitas de mi presencia tus abominaciones,
y no vacilas,
y juras: «Vive el Señor»,

en verdad, en juicio y en justicia,
entonces se bendecirán en Él las naciones,
y en Él se gloriarán.

Porque así dice el Señor a los hombres de Judá y de Jerusalén:

Romped el barbecho,
y no sembréis entre espinos.
Circuncidaos para el Señor,

y quitad los prepucios de vuestros corazones,
hombres de Judá y habitantes de Jerusalén,
no sea que mi furor salga como fuego
y arda y no haya quien lo apague,
a causa de la maldad de vuestras obras.

Declarad en Judá y proclamad en Jerusalén, y decid:
Tocad la trompeta en la tierra;
clamad en alta voz, y decid:
«Reuníos y entremos
en las ciudades fortificadas».
Izad bandera hacia Sión;

buscad refugio, no os detengáis;
porque traigo del norte la calamidad,
una gran destrucción.
Ha salido el león de la[a] espesura,
y el destructor de naciones se ha puesto en marcha;
ha salido de su lugar
para convertir tu tierra en desolación.
Tus ciudades quedarán en ruinas, sin habitantes.
Por eso, vestíos de cilicio,
lamentaos y gemid;
porque no se ha apartado de nosotros
la ardiente ira del Señor.
Y sucederá en aquel día —declara el Señor
que fallará el corazón del rey
y el corazón de los príncipes;
se quedarán atónitos los sacerdotes
y los profetas se pasmarán.

10 Entonces dije: ¡Ah, Señor Dios[b]! Ciertamente has engañado en gran manera a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: «Paz tendréis», cuando tienen la espada al cuello[c].

11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Un viento abrasador de las alturas desoladas del desierto, en dirección a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar, 12 un viento demasiado fuerte para esto[d], vendrá a mi mandato[e]. Ahora yo[f] pronunciaré juicios contra ellos.

13 He aquí que él sube como las nubes,
y como un torbellino sus carros;
sus caballos son más ligeros que las águilas.
¡Ay de nosotros, porque estamos perdidos!

14 Lava de maldad tu corazón, Jerusalén,
para que seas salva.
¿Hasta cuándo morarán dentro de ti
pensamientos perversos?
15 Porque una voz lo anuncia desde Dan,

y proclama el mal desde los montes de Efraín.
16 Avisadlo a las naciones: ¡Aquí están!
Proclamad sobre Jerusalén:
«Sitiadores vienen de tierra lejana
y alzan sus voces contra las ciudades de Judá.
17 Como guardas de campo están apostados contra ella por todos lados,
porque se ha rebelado contra mí» —declara el Señor.
18 Tu comportamiento y tus acciones
te han traído[g] estas cosas.
Esta es tu maldad. ¡Qué amarga!
¡Cómo ha penetrado hasta tu corazón!

19 ¡Alma mía[h], alma mía[i]!
Estoy angustiado, ¡oh corazón mío[j]!
Mi corazón se agita dentro de mí;
no callaré,
porque has oído, alma mía[k],
el sonido de la trompeta,
el pregón de guerra.
20 Desastre sobre desastre se anuncia,

porque es arrasada toda la tierra;
de repente son arrasadas mis tiendas,
en un instante mis cortinas.
21 ¿Hasta cuándo he de ver la bandera
y he de oír el sonido de la trompeta?
22 Porque mi pueblo es necio,
no me conoce;
hijos torpes son,
no son inteligentes.
Astutos son para hacer el mal,
pero hacer el bien no saben.

23 Miré a la tierra, y he aquí que estaba sin orden y vacía[l];
y a los cielos, y no tenían luz.
24 Miré a los montes, y he aquí que temblaban,

y todas las colinas se estremecían[m].
25 Miré, y he aquí que no había hombre alguno,
y todas las aves del cielo habían huido.
26 Miré, y he aquí que la tierra fértil[n] era un desierto,
y todas sus ciudades estaban arrasadas
delante del Señor, delante del ardor de su ira.

27 Porque así dice el Señor:

Una desolación será toda la tierra,
pero no causaré una destrucción total.
28 Por eso se enlutará la tierra,

y se oscurecerán los cielos arriba,
porque he hablado, lo he decidido,
y no me arrepentiré[o], ni me retractaré de ello.
29 Al ruido de jinetes y arqueros huye toda la ciudad;
entran en las espesuras y trepan por los peñascos.
Toda ciudad está abandonada,
y no queda en ellas morador alguno.
30 Y tú, desolada, ¿qué harás?
Aunque te vistas de escarlata,
aunque te pongas[p] adornos de oro,
aunque te agrandes con pintura los ojos,
en vano te embelleces;
te desprecian tus amantes,
solo buscan tu vida.
31 Porque oí un grito[q] como de mujer de parto,
angustia como de primeriza;
era el grito[r] de la hija de Sión que se ahogaba,
y extendía sus manos[s], diciendo:
¡Ay ahora de mí, porque desfallezco[t] ante los asesinos!

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

¿Cuál es tu concepto de la paz?

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

Dos artistas pintaron sus distintas concepciones acerca de la paz. Uno de ellos pintó una escena rural de tranquilidad en medio de la cual había una casa campestre. Al lado de la casa se extendían campos fértiles y una abundante cosecha. Los caminos serpenteaban entre los campos en diferentes direcciones hasta perderse en la lontananza. Una neblina fina se extendía por el valle. Se podía casi oír el susurro del trigo maduro moviéndose lento, empujado suavemente por la brisa. El sol daba calor a esta escena de paz y sosiego. Unas cuantas vacas pacían bajo la sobra de los árboles, y otras estaban echadas, rumiando.

El otro artista dio una representación completamente distinta de la paz. En su cuadro se veía una tempestad desencadenada. En la ladera de un monte los árboles se encorvaban bajo un viento furioso. El cielo era de un gris sombrío y triste que quedaba iluminado por el zigzag de los relámpagos. Un torrente se despeñaba por una catarata para seguir su curso destructivo por el valle. ¿Cómo podía considerar el artista esta escena turbulenta como una representación de la paz? Al abrigo de una enrome roca, a la mitad del precipicio, había posado en su nido a un pajarito ajeno del todo a la tempestad. El pajarillo estaba en paz, sin temor y sin preocuparse de lo que lo rodeaba

Y para ti, ¿Qué es la paz?

Muchas veces pensamos que la paz es como la primera pintura, donde sólo hay calma y las cosas se ven maravillosas. Sin embargo, la vida no siempre luce así, por el contrario, para muchos, la mayor parte del tiempo se ve como el segundo cuadro.

Las tempestades pueden ser inevitables en nuestras vidas, pero, ¿Cómo reaccionas ente ellas? ¿Te escondes, lloras, protestas, te enojas o desanimas? ¿O eres de esas personas que mantiene la calma confiando en que Dios tiene el control y puede guardarlo?

Isaías 26:3 dice: “¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos!”

Mucha gente se dedica a hacer un seguimiento exhaustivo de las noticias y deja que las preocupaciones por todo lo que está aconteciendo en el mundo llenen su mente y su corazón. Y no es que esté mal ver las noticias, el problema está cuando le damos más campo a esas cosas que a las promesas de Dios.

Si lees la Biblia, si oras constantemente, Dios quita las preocupaciones y las reemplaza con su paz. No es que desaparezcan las tormentas, sino que al tener la paz de Dios podemos enfrentarlas con la confianza de que saldremos victoriosos, que será sólo una tormenta más.

Ana María Frege Issa

CVCLAVOZ

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

REFLEXION

Devocionales

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

Sembrando paz.

“Y los que procuran la paz sembrarán semillas de paz y recogerán una cosecha de justicia.”(Santiago 3:18 NTV)

Pocos son los abogados que velan por sus clientes honradamente por el pago justo, la mayoría piensa en el presente y en sus ganancias, en juicios, la ida y venida de papeles, pero aún existen profesionales a los cuales les importan mucho las relaciones interpersonales, la familia y la amistad, dan de su tiempo para conversar con las partes en conflicto y logran acuerdos y compromisos. Algunos de estos profesionales reflexionaron a parejas y evitaron divorcios, otros impidieron catástrofes familiares con un diálogo sincero; tienen esa particularidad especial que les ayuda a apaciguar conflictos.

Pero, ¡Qué difícil es buscar la paz en estos tiempos! Paz con tus amistades, familiares, compañeros, etc. Es complicado mediar entre dos personas, pero a los que se empeñan en esto el Señor les dará paz y justicia.

Meterse en medio de una discusión puede ser peligroso pero a veces es necesario para evitar pérdidas personales y conflictos posteriores. Si la persona pacificadora logra que las partes en conflicto lleguen a un acuerdo y tengan paz, consiguió algo bueno, que una relación se encamine correctamente y el mundo necesita personas así.

“Dios bendice a los que procuran la paz, porque serán llamados hijos de Dios.” (Mateo 5:9 NTV)

Un hijo de Dios está lleno de sabiduría, esto se muestra en procurar un buen trato y en la humildad, busca la paz con los que le rodean, es compasivo, hace lo bueno, trata a todos de la misma forma sin preferencias; son características de una persona que con la ayuda del Señor puede lograr paz.

La palabra de Dios dice lo siguiente en Mateo 7:12 NTV: “Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Esa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas.”

¿Cómo sembrar paz? Todo comienza con el ejemplo, trata a los demás bien, es una forma de vivir en paz. Si alguna vez aparece algún conflicto procura dialogar y resolverlo, si existen peleas en tu familia busca la paz con justicia e, igualmente, buscar un consejo sabio ayudará.

Otra manera de sembrar paz es evitar hacer juicios de valor, evitar los chismes y calumnias, das paz evitando generar conflictos innecesarios, en este mundo tendremos aflicciones pero al buscar la paz viviremos como hijos de Dios.

La paz verdadera se encuentra en Jesucristo, si las personas lo llegan a conocer experimentarán esa paz que sobrepasa todo entendimiento y que llenará sus corazones, esa paz que les ayudará a relacionarse con los demás.

Salmos 34:14 NTV: “Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y esfuérzate por mantenerla.”

¿Siembras paz o siembras conflictos?

Carlos E. Encinas

CVCLAVOZ