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UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

 

Lamentaciones 3:36 La Biblia de las Américas

Lamentación del afligido

 

 

 

 

22 Que las misericordias del Señor jamás terminan[k],
pues nunca fallan sus bondades;
23 son nuevas cada mañana;

¡grande es tu fidelidad!
24 El Señor es mi porción —dice mi alma—
por eso en Él espero.
25 Bueno es el Señor para los que en Él esperan,
para el alma que le busca.
26 Bueno es esperar en silencio
la salvación del Señor.
27 Bueno es para el hombre llevar
el yugo en su juventud.
28 Que se siente solo y en silencio
ya que Él se lo ha impuesto;
29 que ponga su boca en el polvo,
quizá haya esperanza;
30 que dé la mejilla al que lo hiere;
que se sacie de oprobios.
31 Porque no rechaza para siempre el Señor,
32 antes bien, si aflige, también se compadecerá
según su gran misericordia.
33 Porque Él no castiga por gusto[l],
ni aflige a los hijos de los hombres.
34 Aplastar bajo los[m] pies
a todos los prisioneros de un país,
35 privar del[n] derecho a un hombre
en presencia del Altísimo,
36 defraudar[o] a un hombre en su litigio:
estas cosas no aprueba[p] el Señor.
37 ¿Quién es aquel[q] que habla y así sucede,
a menos que el Señor lo haya ordenado?
38 ¿No salen de la boca del Altísimo
tanto el mal como el bien?

 

 

UN ENCUENTRO CON LA PALABRA

 

REFLEXION

 

 

Un hijo no olvida quién es su Padre

Reflexiones cristianas diarias por CVCLAVOZ

 

 

 

 

Todos tenemos rutinas que seguir, dentro de ello están las preocupaciones y quehaceres cotidianos; sin embargo, basta con saber qué o quién tiene el primer lugar en tu vida para saber que vives como hijo de Dios o no.

 

Eres hijo de Dios

Pasamos de ser criaturas creadas por Dios a ser hijos por la obra redentora de Cristo, nuestra vida no se limita a la tierra o a lo que puede pasar en ella. Va más allá, y se concentra en lo espiritual y eterno.

 

Cuando nos vemos envueltos solo en la rutina, y aunque eso no es malo, nos concentramos más en lo terrenal, en trabajar, pagar deudas, salud, comer, dormir, etc. Aunque todo esto es parte de la vida, no es lo primordial.

 

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

 

Colosenses 3:2 (RVR 1960).

Debemos vivir como hijos de Dios. Tal identidad se va formando gradualmente cuando pasamos más tiempo con Él, en obediencia, relación estrecha y honra. No necesariamente debemos estar aislados de los demás para ello, sino que Él debe formar parte de todo lo que hagamos.

 

Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.

 

1 Corintios 10:31 (RVR 1960).

Renuévate para recordar quién eres

Si en algún momento olvidamos que somos hijos de Dios, por cualquier circunstancia debemos renovarnos, recordar de dónde fuimos rescatados, quiénes somos en Cristo y hacia dónde es nuestro destino.

 

Evitemos el concentrarnos solo en las cosas de este mundo sin antes afirmarnos en las bendiciones espirituales y diarias que Dios nos da.

 

 

Soraida Fuentes

 

CVCLAVOZ